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La Rendija: promoviendo el arte vivo
mayo 11, 2023
La Rendija: promoviendo el arte vivo

Entrevista a Raquel Araujo

 

La Rendija: laboratorio de disciplinas para las artes escénicas

La Rendija es una organización escénica que se funda en 1988 en la Ciudad de México, por egresados de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, estudiantes todos de Gabriel Báez Carrington, hijo de Leonora Carrington. 

Se funda como una especie de agrupación-laboratorio que pretendía encontrar otras formas de representación que permitieran la interdisciplina para las artes escénicas. Estamos hablando de finales del siglo pasado, cuando en 2002 Raquel Araujo y Óscar Urrutia, la cabeza y núcleo del Teatro de la Rendija, se mudaron de regreso a nuestro estado para formar parte del Instituto de Cultura de Yucatán, invitados por Domingo Rodríguez Semerena, para fundar, entre otras acciones, la Escuela Superior de Artes de Yucatán, la ESAY. 

La Rendija: promoviendo el arte vivo

La fundadora y directora artística Raquel Araujo, nos habla con mayor profundidad de su proyecto

“La Rendija también es una sede. Tenemos una sede que es La Rendija Sede A, en el antiguo barrio de La Mejorada, donde mantenemos una programación constante tanto para grupos locales como para artistas nacionales e internacionales. Nos interesan particularmente las expresiones y prácticas escénicas contemporáneas, pero sin dejar de lado el teatro clásico, del cual nos interesa mucho su reinvención, su visión moderna como una visión crítica que impacta también nuestro contexto y lo que está ocurriendo el día de hoy”, nos comenta.

La Rendija es una organización que tiene múltiples líneas de acción. Se trata de una compañía, pero también de una casa productora que realiza trabajos también para otros grupos. Tiene un festival bianual, el “Teatro de la Rendija Iberoamérica en Escena”, que da oportunidad para que los públicos de Yucatán tengan acceso a trabajos escénicos de otras latitudes, especialmente de Iberoamérica. La Rendija forma parte de la Red Euro-Latinoamericana de Artes Escénicas. 

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Espacio de formación de públicos y desarrollo de artistas

La Rendija también se configura como un nodo, tanto en la formación y desarrollo de públicos, como también de artistas en la región, vinculados en la docencia con la Escuela Superior de Artes. También ha generado diplomados, talleres y laboratorios que han permitido la formación de diferentes cuadros de artistas, actores en escena y otros grupos que han fundado sus propios espacios independientes. 

“La Rendija ha sido punta de lanza en la creación de estos espacios en Mérida, en este segundo aire donde heredamos la vocación por crear y abrir espacios independientes: el de la maestra Eglé Mendiburu que formó el grupo ‘La Farándula’, así como el del maestro Paco Marín y Silvia Káter, que fundaron y tuvieron la sala de teatro ‘El Tinglado’, ambos espacios muy importantes para las artes escénicas de Yucatán.

“Nos ha interesado mucho también poder alcanzar las comunidades del interior del estado, desde la obra La importancia de llamarse Ernesto en 2007, donde pudimos llegar a 24 municipios, hasta ahora con La maldición del anillo, donde hemos llegado a 18 localidades de Yucatán.

“Desde La Rendija hemos procurado reflexionar sobre los modelos de producción, generando formatos resilientes y que han inspirado también a otras agrupaciones, para encontrar modelos de producción distintos de los convencionales y poder alcanzar también a otros públicos”.

La Rendija: promoviendo el arte vivo

La evolución del teatro en Yucatán

Sobre la evolución del teatro en nuestro estado, Raquel nos dice: “La evolución del teatro en Yucatán ha sido potente y constante, sobre todo desde la figura de mujeres en las artes escénicas, en el teatro. Tenemos grandes ejemplos, como Silvia Káter, Eglé Mendiburu; las nuevas generaciones: Conchi León, Cinthia Arrebola y Mabel Vázquez, que es una potente nueva dramaturga en Yucatán, especialmente en el teatro para niños. Tenemos también a Ariadna Medina, Lourdes Luna y una cantidad importante de creadoras y creadores que ponen muy en alto a Yucatán. A partir de los últimos 10 años, ese impacto se ha visto reflejado en las carteleras nacionales y, paulatinamente, en las internacionales. Gracias a estos nuevos modelos de producción, de gestión y de mirada a las expresiones en escena, se ha ido creando un teatro yucateco, donde desde nuestra visión local podemos reflejar nuestra manera de ver el mundo, a través del teatro y las artes escénicas”.

La Rendija: promoviendo el arte vivo

La realidad actual de la cultura y el arte en Yucatán

“La cultura y el arte en Yucatán están en un momento muy potente, muy interesante, pero requieren de ayuda. Las artes, y particularmente las artes vivas, los espacios independientes, somos entidades muy frágiles. Las artes vivas, cuya naturaleza es lo efímero, requieren de muchos cuidados: cuidado de obra, cuidados de los artistas, y cuidado de los públicos que llegan a las salas; o bien, de los proyectos itinerantes que llevamos a las escuelas y a las comunidades. Necesitamos constantemente apoyo, porque no se trata de proyectos comerciales sino de proyectos culturales que requieren el soporte de las instituciones públicas y de la iniciativa privada”, nos comparte la directora de La Rendija.

Cada vez es más importante revisar las leyes de cultura y las leyes de derechos culturales que, si bien protegen el derecho ciudadano, no siempre dan muchas pistas o mucha ayuda para la protección de la creación de obra.

La Rendija se funda como una especie de agrupación-laboratorio que pretendía encontrar otras formas de representación que permitieran la interdisciplina para las artes escénicas. Y lo logró.

La Rendija: promoviendo el arte vivo

Hagamos del teatro un hábito de vida

“Como mensaje final, lo que me gustaría es invitar a todas las personas a que vivan la experiencia del teatro. Las artes vivas son un arte muy particular, porque estimulan nuestra imaginación, nuestras neuronas espejo y porque nos piden la presencia: tenemos que estar presentes para poder asistir realmente a una experiencia escénica; no es estar en video, no es verlas a ratitos, no es zapear como en la tele, o scrollear como en la pantalla de nuestro teléfono. El teatro requiere nuestra atención, respirar y compartir con otras personas. En estos tiempos donde estamos volcados a lo digital, donde las relaciones en buena medida se han vuelto efímeras, la construcción de afectos y de subjetividad se ha vuelto realmente importante, no solamente para los niños y los jóvenes, sino para los adultos, las personas mayores, para todos. Es importante que podamos encontrar vínculos afuera, para encontrarlos también hacia nosotros mismos”, dice Araujo.

“La experiencia del teatro es una experiencia vital, ancestral, de lo primero que hizo el ser humano cuando comenzó a contar historias alrededor del fuego, a representar y a crear máscaras, imágenes con sombras, pinturas rupestres… como el gran teatro de la mente y de la imaginación. 

“El teatro es una manera de inventar, de construir y de entender la realidad. Debemos darles a los espectadores la oportunidad de tener el teatro como un hábito de vida, salir con la familia o los amigos a una función, después ir a cenar. El teatro lo debemos compartir así, de viva voz, mirándonos a los ojos para percibir y disfrutar el hecho teatral”, finaliza.

 

David Montañez Rufino

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