Entrevista a Blanca Sánchez Montalvo, cofundadora de Hartii, y a Brenda Carrión Villanueva, directora de arte
Hartii, producto del aprendizaje y la experiencia
Hartii tiene un antecedente importante que le sirvió de experiencia y aprendizaje. Años atrás, Blanca llevó a cabo un emprendimiento cultural denominado tushowroom, una plataforma digital que se diseñó precisamente para que los artistas pudieran subir sus obras y que el público pudiera conocer sobre ellos y su arte.
En esa página se tenía, no sólo pintura, sino también escultura, música, teatro. Era una página donde todos podían subir lo que consideraran, y quizá –nos explica Blanca–, ese fue uno de los principales problemas que se tuvo. “No pudimos generar en ese momento una red con curaduría para que se pudiera disfrutar realmente del arte. Necesitábamos crear un filtro que nos pudiera decir qué sí era verdaderamente arte, y qué no; por ello tampoco logramos crear esa conexión entre los artistas y los coleccionistas”.
La búsqueda por consolidar una comunidad de coleccionistas
“Algunos artistas empezaron a llegar solicitando ayuda para producir, o apoyos para arte. Pero no sentí que fuera lo correcto apoyar financieramente de esta forma, sino que el sentido de nuestro proyecto era contribuir a que los artistas pudieran ser autosustentables y que los coleccionistas pudieran ver y comprar sus obras. De esta forma cambiamos nuestro enfoque para orientarlo hacia el coleccionista. Lo que tenemos que hacer es generar una comunidad de coleccionistas y lo que tenemos que fomentar es el coleccionismo”.
Con esta visión, Hartii se enfoca en la consolidación de una comunidad de coleccionistas, realizando encuentros entre personas que les gusta el arte, que tengan afinidad y deseo de fomentar la cultura.
Centro Cultural Hartii, la materialización de una visión
“El cambio se materializó realmente hasta que comencé a trabajar con Ricardo Ponce, mi socio en Hartii. Ricardo llevaba muchos años apoyando al arte –comenta Blanca– y tenía gran afinidad por la cultura desde joven, pues su tío es el maestro Alonzo Gutiérrez. Comenzamos a platicar y decidimos crear una empresa que se enfocara al coleccionismo y que contribuyera a que los artistas sean conocidos, pero a través de los mismos coleccionistas”.
Así, con esta visión en común, Blanca y Ricardo dieron vida a Hartii, que inició con dos objetivos muy claros: democratizar el arte y fomentar que los artistas exitosos puedan seguir creando.
Democratizar el arte
Para lograr este ambicioso propósito, Hartii se ha valido de diversas herramientas, como páginas digitales y aplicaciones para celular, con el objeto de que los coleccionistas puedan administrar sus obras. “Nosotros vamos a convertirnos en los administradores de las colecciones y, a la vez, vamos a pedir a los colectores que muestren sus obras a través de la plataforma”. De este modo más personas pueden tener acceso a las obras que compran los coleccionadores para poder conocer creaciones de distintos artistas. “Con esta plataforma buscamos contribuir a democratizar el arte, para que las personas puedan ver diversas obras de artistas que forman las selecciones privadas de nuestra comunidad de coleccionistas de Hartii”.
Hartii, el equipo
Con la visión y los objetivos de la empresa muy claros se conformó un equipo profesional, hoy liderado por Brenda Carrión, se consolidó la búsqueda de coleccionistas, se comenzó la creación de artículos, investigaciones y análisis de arte. “Generamos contenido interesante para compartirle al público en general y ese público se interese en nosotros y en nuestras actividades.
“También –nos cuenta Blanca– comenzamos a hacer encuentros, eventos y exposiciones. Invitamos a expertos, artistas, académicos, curadores, historiadores; ellos venían a dar temas y platicaban con el público; todas las actividades las realizábamos al inicio en diversas sedes porque no teníamos un espacio propio. Tuvimos eventos en Bellas Artes, en Plaza Península Montejo, en la playa, etc.”.
Hartii, la sede
Ahora, en 2024, el Centro Cultural Hartii estrena su sede, un espacio para artistas de todas las disciplinas, coleccionistas y amantes del arte.
“Ricardo adquiere esta propiedad, que pertenecía anteriormente a don Emilio Torre Gamboa, y en donde se destinó toda la planta baja para que Hartii pueda tener su propio espacio físico y que sirva también como tributo al pintor, para que la que fue su casa nunca pierda la esencia de ser un espacio para el arte”.
El lugar –nos aclara Blanca– no es únicamente para hacer exposiciones. “Nuestro fin último no es vender cuadros, lo que buscamos es dar servicio integral a los coleccionistas. De hecho, la sustentabilidad de nuestro proyecto está precisamente en eso, en el servicio que damos a los coleccionistas.
“Como centro cultural también hacemos otras actividades, además de las artes visuales, como la música –hemos hecho muestras de conciertos de jazz, por ejemplo, y eventos pequeños con el objetivo de seguir consolidando nuestra comunidad”.
El Centro Cultural Hartii ha realizado diversas pláticas y actividades, contando con la visita tanto de la comunidad de coleccionistas, como del público en general. Con esto continúa acrecentando su red.
Los retos de forjar una comunidad de gente que aprecie el arte
“Hay un grupo de personas que son a los que les gusta el arte y adquieren arte; la gran mayoría de las personas compran cuadros para llenar el espacio o por decoración, pero lo que queremos en Hartii es fomentar el coleccionismo en Mérida que realmente aprecie el arte. Hemos avanzado en eso, pero todavía falta, todavía nos cuesta”.
Blanca nos explica que, aunque hay mucho por hacer, ellos están muy motivados. Mérida está creciendo y con ello también la comunidad de artistas y de coleccionistas, con visitantes de otras partes del país o del mundo. “Esperamos contagiar a más gente para lograr que cada vez se adquieran más obras y los artistas puedan seguir creando”.
Por otra parte, Brenda, desde su experiencia como directora de arte de Hartii, nos comparte el cambio de paradigma que ha vivido:
“Para mi sorpresa, he sentido que hay más gente de la que pensaba coleccionando arte en Yucatán, pero hay mucha discreción, todavía no están muy convencidos de compartir. Por ello en Hartii también estamos trabajando en eso, para que estas piezas increíbles que hay en Yucatán con coleccionistas privados se puedan conocer por más gente”.
“También, gracias a mi trabajo en Hartii me pude dar cuenta de que coleccionar arte no tiene que ser necesariamente algo costoso. Yo quiero coleccionar arte, pero, aunque no puedo adquirir piezas todavía de artistas consagrados, comencé una colección con artistas emergentes, específicamente con grabados, que son piezas muy accesibles, de 200 o 500 pesos, pero que son obras de arte originales de artistas que están en una etapa inicial de su carrera. El coleccionismo no es algo exclusivo o que necesariamente requiera un presupuesto muy grande”.
LOGOTIPO HARTII
La palabra Hartii tiene mucho que ver con el sonido y con la imagen. En el centro tiene la palabra “Art”, pero también tiene el sonido de “heart”, corazón. Las dos letras “i” al final, simbolizan dos siluetas: el artista y el coleccionista. El logo también representa a una persona, contemplando un cuadro, una obra de arte.
Hartii: las puertas están abiertas
Blanca nos comenta que el reto para Hartii es poder hacer actividades y encuentros más allá de las artes visuales. Ser un espacio de encuentro de diferentes actores, disciplinas y actividades, como conciertos de música, proyecciones de cine de arte, presentaciones de libros, pláticas con especialistas, etc. Incluso están realizando alianzas e intercambios con artistas e instituciones culturales de diferentes partes del país y de Estados Unidos para traer artistas de otros países, pero también para llevar y dar a conocer el arte y el talento yucateco, con intercambios culturales.
“Queremos invitar a la gente y a todas las instituciones que tengan proyectos culturales a que vengan a nuestro espacio. Es un lugar que queremos que sea para todo: para maestros de arte, presentaciones de libros, escuelas de música y de danza… Todos los que tengan la iniciativa y no tengan un lugar donde hacer ciertos eventos, este espacio es para ustedes, buscamos democratizar el arte y tener impacto en la cultura”.
“Nuestro fin último no es vender cuadros, lo que buscamos es dar servicio integral a los coleccionistas. De hecho, la sustentabilidad de nuestro proyecto está precisamente en eso, en el servicio que damos a los coleccionistas”.
-Blanca Sánchez Montalvo
Fotografías: David Montañez