Colección en el Centro Cultural de Mérida Olimpo
Acudir a una exposición de arte resulta una actividad estimulante para despertar la creatividad, conocer el trabajo artístico de otros creadores, interpretar lenguajes y para el disfrute del arte.
En Mérida puedes vivir una gran experiencia en la exposición “Miró. Mística y vanguardia”, del artista catalán, que ocupa las tres salas de exposiciones del Centro Cultural Olimpo.
“Al visitar la exposición hay que llegar con la mente abierta para disfrutar una colección de un artista consolidado como Miró, emblema del arte moderno europeo, y que tiene una intención y un significado en cada obra gráfica”, comparte el historiador de arte Alberto Arceo Escalante.
“Más que entender la obra, hay que ver un proceso vinculado con un orden conceptual de las vanguardias, una práctica mística y de vocación religiosa que se recombinan para concebir el arte”, agrega.
La obra incluye 59 trabajos provenientes de diversas colecciones privadas de España y permite ver la evolución del arte gráfico en el siglo pasado, una de las identidades más relevantes y características de Miró, quien además abrazó otras disciplinas como la de ser escultor, grabador y ceramista.
A lo largo de su vida, Miró vivió diferentes momentos que veremos reflejados en la obra expuesta, como su formación religiosa católica y visión mística, así como sus constantes viajes entre su natal Barcelona, su estancia en París, la costa de Normandía y sus viajes a Nueva York, que le permitieron vincularse con toda la revolución estética que marcaría el movimiento vanguardista.
Divertida y educativa
La obra de Joan Miró es un trabajo muy completo, pero a la vez divertido, en especial para la niñez, ya que un niño no necesita entrar y conocer las profundidades tan espirituales o simbólicas que acompañan la obra. Solo basta mirar los cuadros y dejarse atrapar por los colores primarios ―amarillo, rojo, azul― y secundarios, como el verde, que son una constante en la obra.
A través del color los niños que visiten la exposición pueden imitar algunas formas, mezclar y desarrollar su creatividad y sentirse identificados con la obra de Miró.
Esta misma experiencia también se aplica a los jóvenes, estudiantes de arte y adultos en general, quienes además del color, en una visita guiada por la colección pueden adentrarse de manera más profunda a la obra para comprender la espiritualidad, el vanguardismo y la simbología que le imprimió el pintor a su obra.
Recorrido por las salas
En las paredes de las tres salas del Olimpo se buscó darle una identidad cromática y semejanza a los colores primarios que prevalecen en toda la obra del artista catalán. No se consideró una disposición de la obra por núcleos temáticos, lo que permite al espectador visitar los tres espacios desde diferentes puntos, sin seguir una lectura lineal.
En la primera sala del Olimpo, el espectador encuentra piezas de diferentes períodos creativos de Miró; en algunas todavía se reflejan formas humanas en las que de repente está inmerso el trazo espiritual del artista.
Además del color, será común toparse con diferentes símbolos que formaron parte de la vida de Miró, como las estrellas, los ojos ―que bien pueden simbolizar la mirada de Dios―; de repente se ven asteriscos y manchas que cobran formas caprichosas en medio del lenguaje abstracto.
Vale la pena comentar que a Joan Miró no se le puede catalogar como un artista cien por ciento abstracto, pero sí como un creador que anuncia la abstracción y de quien muchos maestros de la escuela norteamericana que conocieron su obra se inspiraron, en sus colores, trazos y la forma de trabajo.
“Cánticos del sol”
En la segunda sala se puede disfrutar la temática sobre los cuerpos celestes, el espacio, símbolos como la luna.
Al llegar a la tercera sala se deja a un lado las referencias corporales para centrarse en una sola serie, “Cánticos del sol”, en el que los conceptos recurrentes de su obra se presentan por separado. Este espacio alberga una serie de ilustraciones que Miró hizo en la etapa más madura de su vida.
Esta parte de la colección ilustra la traducción que el poeta catalán Josep Carmen hizo del “Cántico de las criaturas” de San Francisco de Asís, también conocido como el “Cántico del hermano sol”, una alabanza a la creación, en la que también está presente el sol, otro elemento importante en la obra de Miró, con una gama cromática reducida a colores primarios y secundarios. También vemos a la hermana luna y la hermana tierra.
La colección también incluye una sección de la gran serie que Miró dedicó a su ciudad natal, Barcelona, donde se ilustran paisajes urbanos, con una carga gestual, y obras de carteles litográficos que el artista elaboró para exposiciones relevantes con otros colegas de época, en distintas galerías de Francia y París.
Las obras llevan títulos, algunos descritos en español, catalán y francés, y se pueden disfrutar litografías, aguafuertes, algunas tintas secas y hasta xilografía.
“Miró. Mística y vanguardia” comenzó su estancia temporal en Mérida desde el mes de enero y permanecerá expuesta hasta el 4 de mayo. La curaduría estuvo a cargo del Mtro. Santiago Pérez Garci.
Es así como Mérida continúa en el camino de posicionarse como una ciudad referente de cultura y arte internacional.
Solo basta mirar los cuadros y dejarse atrapar por los colores primarios ―amarillo, rojo, azul― y secundarios, como el verde, que son una constante en la obra.
La entrada es gratuita y para toda la familia. Para hacer más completa la experiencia se ofrecen visitas guiadas, previo registro, al teléfono (999) 942-00-00, extensión 80127.
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