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El impulso y la consolidación de la cultura en Yucatán II
julio 20, 2022
El impulso y la consolidación de la cultura en Yucatán II

II. Avanzando poco a poco

En noviembre de 1973, en el entonces Teatro de la Universidad de Yucatán, se lleva a cabo el primer evento de la naciente asociación artística “Gustavo Río”, el cual consistió en un concierto de un conjunto de cuerdas bajo la dirección de Doña Lupita Peraza de Núñez. Integraron el conjunto: Eleazar Méndez Aguilar, Francisco Rejón Conde y Manuel Burgos Ballina como violines; Lilia Canto Hernández, viola; Noemí Concha Burgos, violonchelo y José María Barrera, contrabajo. El concierto se llevó a cabo con el teatro totalmente lleno y fue un éxito total, que la prensa local alabó, desde luego. A esta actividad, siguieron una serie de recitales de canto, en los que desfilaron voces de todas las tesituras, por lo que “Chelmi” les dio el nombre de “Torneos del Bien Cantar”. Se tomó como sede de las actividades de la Gustavo Río el llamado Teatro Ferrocarrilero, que era en realidad un auditorio que, con mucho ingenio, se fue adaptando a las necesidades de la asociación e hizo las veces de sala de conciertos y hasta albergó obras de teatro completas, y una que otra zarzuela u opereta. El entusiasmo y el placer de hacer arte fue la energía que impulsó a este grupo para llevar a cabo verdaderas proezas por la cultura local.

El impulso y la consolidación de la cultura en Yucatán II

Las voces que integraron el llamado “Torneo del Bien Cantar” estuvo formado por un grupo, entre los que destacan los tenores: Eduardo Rosado Guillermo, el “Tenor de Yucatán”, quien continúa activo hasta hoy; Alejandro Bassols Hernández, Mario Acereto Valladares, Jorge Peraza, Luis Jorge Can y Alejandro Aguilar. Participaron también los barítonos: Ricardo López Herrera, Felipe Serrano Canto, Wilberth Mézquita Canto y el Dr. César López Herrera. Como bajo cantante, contamos con la profunda voz de Julio Magaña Vega. El elenco femenino estuvo formado por las sopranos: Teresita Osorio Aldana, Nidia Canto Ríos, Silvia Albornoz de Moreno, Margarita Zavala y Lilia Argáez Calderón, quien poseía la rara tesitura de soprano spinto. Destaca en el elenco la graciosa mezzosoprano Margarita Alpuche y hay que destacar la participación de la versátil tiple cómica Lizbeth Sosa Escobedo.

Poco a poco, se fue pasando de los torneos del bien cantar a montar algunas escenas de conocidas operetas y zarzuelas. Para ello, se integró un cuadro de cantantes y actores que reunió el entusiasmo de Felipe Serrano. El peso toral de este grupo lo llevaban desde luego, el propio Anselmo Castillo “Chelmi”, y Doña Lupita Peraza, quien ensayaba a todos los cantantes acompañándolos al piano, y en cuya casa se efectuaban todos los ensayos. Empezó a colaborar como director de estos cuadros y estampas, el popular actor y cantante Ernesto Pacheco Zetina, conocido como “Xándara”, por un papel que había desempeñado en una película yucateca, rodada por Don Carlos Casares Martínez de Arredondo y Don Manuel Cirerol Sansores, El Charro Negro o Venganza de Bestia, en la que desempeñó el papel del villano, el Barón de Xandarov. Xándara, había trabajado profesionalmente en compañías de operetas y zarzuelas, y era un experto en estos géneros, por lo que su dirección fue precisa y enriquecedora.

 

El impulso y la consolidación de la cultura en Yucatán II

El entusiasmo fue en aumento, y el grupo se lanzó a un proyecto mayor: poner obras completas. El primer reto fue montar El huésped del sevillano, del Mtro. Jacinto Guerrero. Para ello fue necesario hacer muchas adaptaciones al Teatro Ferrocarrilero, para poder colgar la escenografía, y poner a la orquesta al pie del escenario. Cómo es lógico, no había recursos en la Gustavo Río para este proyecto, así que cada quien se costeó su vestuario y todos aportamos una cooperación para los sueldos de los músicos de la orquesta. El idealismo fue el motor de estos entrañables proyectos de cultura en nuestro estado. La presentación fue un éxito tal, que fue necesario repetir tres veces la obra con teatro lleno. Como el Teatro Ferrocarrilero resultaba muy impráctico, se decide montar las siguientes obras en el Teatro de la Universidad de Yucatán. Entonces vinieron: Agua, azucarillos y aguardiente; La Gran Vía, Luisa Fernanda, en la que este cronista desempeñó el papel del Bizco Porras, y finalmente, La Marcha de Cádiz. La orquesta estuvo bajo la dirección de Don Francisco Rejón Conde; al piano, Doña Lupita Peraza de Núñez; violines, Eleazar Méndez, Manuel Burgos y Manuel Gómez; viola, Lilia Canto; violonchelo, Noemí Concha; contrabajo, José María Barrera; flauta, Juanita Lara; clarinete, Luis García; oboe, Pedro Bermejo; trompeta, Mario López; trombón, Carlos Cool, el popular “Colitos”, y las percusiones estuvieron a cargo del incomparable Pedro Concha, “Pereque”.

La Gustavo Río también incursionó en el teatro y lo hizo reponiendo obras de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, esto bajo la dirección de los maestros Manuel Fernández Trava y Armando Vidiella. La mayoría de estas puestas fueron protagonizadas por Raúl Molina y Teresita Peniche.

Don Anselmo Castillo, “Chelmi”, nunca quiso encabezar el proyecto de la Asociación Gustavo Río, fue siempre un guía y asesor del grupo, así que, la presidencia de la asociación la desempeñaron: el Dr. José Enrique Mañé Valladares, Don Alfredo Molina Salázar y el Dr. Elio Monforte Denis, sucesivamente. Otro proyecto que rebasaba nuestras fuerzas, fue el de adquirir un piano de cola para la asociación, lo cual se logró con una serie de esfuerzos y actividades, que serán materia del siguiente artículo.

 

Ariel Avilés Marín

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