A las seis y cuatro de la tarde del jueves 9 de octubre, se abrieron las puertas del Museo de la Luz Mérida para inaugurar Ilusiones: juegos de percepción, una exposición que invita a mirar de nuevo, a dudar de lo evidente y a reconciliar la ciencia con la emoción. Más de setenta dispositivos, imágenes y experiencias transforman la visita en un recorrido sensorial y mental donde la percepción deja de ser un acto automático para revelarse como lo que realmente es: una construcción.
El director del museo, Ricardo Rubiales, dio la bienvenida a los asistentes recordando que cada exposición es una aventura museológica que nace de la colaboración. En esta ocasión, la complejidad de la propuesta se refleja en la confluencia de disciplinas como la psicología, la neurociencia y la óptica, entretejidas en una experiencia que pone a prueba nuestros sentidos. “Ver es interpretar; escuchar es interpretar”, mencionó Rubiales, subrayando que la realidad no se percibe de manera fiel, sino que se construye a partir de nuestras expectativas, nuestra atención y nuestro contexto.
La exposición se articula en torno a tres grandes ejes: imágenes y vídeos, que exploran el movimiento aparente, los contrastes y las figuras imposibles; dispositivos mecánicos, que transforman las proporciones y las dinámicas del movimiento; y espacios inmersivos, que alteran la orientación, la profundidad y la perspectiva. Todo está dispuesto para que el visitante se confronte con la paradoja de mirar: lo que vemos no siempre es lo que es.

En palabras de Rubiales, el museo asume un compromiso con la museología social, una práctica que busca construir con los públicos, no sólo para ellos. En esta edición, más de treinta estudiantes de diversas universidades —UNAM, UADY, Anáhuac Mayab, UMSA, UVM y UNAY— participaron activamente en el diseño museográfico y la conceptualización de los espacios. Esta colaboración interuniversitaria convierte al museo en una verdadera ágora regional, donde la ciencia, el arte y la educación se entrelazan para generar conocimiento y experiencias colectivas.
El proyecto muralístico, dirigido por el maestro Alejandro Bolio con la participación de los estudiantes Sergio González Pola y Fernando Quintero, cubre más de 360 metros cuadrados del vestíbulo del museo. Se trata de una de las intervenciones más grandes del país en su tipo, concebida como una extensión visual del tema central: la ilusión. En los murales, el color, la forma y el movimiento se descomponen ante la mirada, recordando que la percepción no sólo se observa, sino que también se habita.
La inauguración contó con la presencia de Domingo Rodríguez Semerena, rector de la Universidad de las Artes de Yucatán; Karla Berrón Cámara, en representación de la alcaldesa de Mérida, Cecilia Patrón; Fidencio Briceño Chel, en representación del gobernador de Yucatán, Joaquín Díaz Mena; y Jorge Manuel Suárez Lastra, director general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.
El recorrido expositivo se enriquece con obras de figuras internacionales como Akiyoshi Kitaoka, reconocido psicólogo japonés especializado en ilusiones ópticas, quien por primera vez permitió reunir una selección tan amplia de su trabajo en un solo espacio. También participa Daniel Simons, investigador del fenómeno de la atención selectiva y creador del famoso experimento del “gorila invisible”. Junto a ellos, especialistas de la UNAM como los doctores Germán Palafox, Óscar Zamora Arévalo, Adriana Robles y Rubén Barrera y Pérez aportaron al desarrollo curatorial del proyecto, fortaleciendo el rigor científico detrás de la experiencia visual y evidenciando que el arte y la ciencia no constituyen ámbitos ajenos entre sí, sino dimensiones complementarias en la exploración y comprensión de la realidad.
Una de las secciones más sugerentes es la dedicada al cine, descrita por Rubiales como “la gran ilusión óptica”. En colaboración con la ENAC-UNAM, la Filmoteca UNAM, el Laboratorio de Cine Experimental de la UNAY y la Coordinación de Cine de SEDECULTA, se diseñó un espacio donde los visitantes pueden experimentar cómo la luz y el cuadro construyen movimiento, narración y emoción, presentando al cine como arte y metáfora viva de la misma percepción.

Más allá del asombro visual, Ilusiones: juegos de percepción plantea una reflexión sobre el papel de los museos contemporáneos como espacios de transformación social. Desde su inauguración, el Museo de la Luz Mérida ha trabajado por generar experiencias accesibles e inclusivas, un compromiso que se hizo visible en esta exposición con la presencia de una traductora de Lengua de Señas Mexicana (LSM) y la incorporación de la lengua maya en uno de los discursos inaugurales, pronunciado por Fidencio Briceño Chel, director general de Museos y Patrimonio. De este modo, la exposición reafirma que el conocimiento y la cultura son patrimonio de todas las personas, sin distinción.
En el corazón de esta muestra late una idea que trasciende lo visual: que la percepción es un lenguaje común entre la ciencia y el arte. Cada ilusión, cada dispositivo y cada mural invita a reconocer que ver no es un acto pasivo, sino una forma activa de pensar, sentir y relacionarse con el entorno. Ilusiones: juegos de percepción no sólo enseña cómo funciona la mente, sino también cómo la mirada puede ser un punto de encuentro entre mundos distintos.
En tiempos en los cuales la velocidad de las imágenes tiende a saturar la experiencia, esta exposición propone detenerse, mirar con atención y dejarse sorprender. Al salir del museo, el visitante lleva consigo algo más que la memoria de una ilusión óptica: una conciencia renovada de que cada mirada es una forma de construir realidad y que la ciencia, el arte y la comunidad pueden —cuando se encuentran— iluminarse mutuamente.
Fotografías por Chayanne Camil Villalba González.

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