Elena Martínez Bolio

En México, de las 50.5 millones de mujeres mayores de 15 años, el 70.1% han experimentado al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida (INEGI, 2021). Todas las mujeres estamos expuestas a sufrir violencia tanto en el espacio íntimo de la vivienda como en los espacios sociales y públicos, sin importar nuestra edad, condición económica o identidad. Cultural y socialmente hemos sido y estamos siendo formadas para invisibilizar y normalizar estas agresiones, que no solo dañan a una persona en particular, sino que hieren el sentir y la empatía colectiva por las demás.

La exposición “Duelo colectivo: ¿A quién lloras?”, nos desvincula de la normalización de la violencia en la que estamos inmersos, visibilizando y nombrando sentimientos y luchas. Nos recuerda que las desapariciones y feminicidios no solo afectan a las familias, sino que también simbolizan una pérdida para la sociedad, un dolor, inconformidad e indignación que debe permear en nosotros para exigir justicia por las que ya no están.

Nos muestra la realidad de la sociedad yucateca, del estado más seguro del país, en donde una se vuelve todas.

Duelo colectivo: ¿A quién lloras?

“Sentí que tenía que honrar a las madres que toman su dolor y no se quedan llorando, sino que se van a refugiar a distintos lugares con pico y pala a buscar osamentas, que, aunque diga el presidente que son caninas, resulta que no lo son. Muchas de ellas trabajan todos los días y no han encontrado una sola falange, pero les han devuelto a otras familias la certeza de que su ser querido ya trascendió… Esas madres necesitan un elogio”. 

La artista visual Elena Martínez Bolio con su exposición “Duelo colectivo: ¿A quién lloras?”, a través de las salas “Los cuerpos sin nombre son nuestro propio cuerpo” y “Post mortem: lo que queda de ellas”, nos presenta la realidad de la violencia contra las mujeres en México y en Yucatán. 

A través de “Duelo colectivo…”, Elena muestra su distintivo como artista: “En medio de la catástrofe, trabajar lo poético” y nos recuerda que “Si todos somos uno, es a través del arte”. Con la predominancia de la cianotipia —referente al color azulado que van tomando los cuerpos en descomposición—, las búsquedas por mar y tierra y las prendas que fungen como recuerdo, esta exposición es un espacio de reflexión y concientización.

“Siempre he pensado, por lo que veo, que no es a través de la política, ni del partido político, ni de los líderes políticos —que suben y se les olvida su misión de servir—, no es a través de las religiones, sino que es a través del arte, como podemos empatizar y denunciar”, menciona Elena.

Los cuerpos sin nombre son nuestro propio cuerpo

“Ahora desaparecer cobra otra dimensión, es sinónimo de que nunca vas a aparecer, ya no es un acto de magia, ya no es un juego… Ahora desaparecer hace temblar, y eso es lo que hacen las familias, temblar, buscar y llorar.” 

Primeramente, la exposición presenta la magnitud de las desapariciones de mujeres en Yucatán y la incansable labor de las madres por encontrar a sus hijas a través de lienzos con las fichas de búsqueda de 220 mujeres desaparecidas, un montículo de tierra junto al cual fue encontrada una osamenta, y la impactante frase “Cuando los mares son cementerios”.

Elena menciona que el número de fichas no es al azar, significa el mes con menor número de desaparecidas: 220; el mes donde hubo más desapariciones fue en febrero del 2024, siendo 388 mujeres que hasta el día de hoy no han aparecido.  “La separación entre los lienzos es muy poca para ver el groso de mujeres que están lejos de su familia en contra de su voluntad”.

La República Mexicana es un panteón

“En las aguas cercanas, en el Golfo de México que lo tenemos a media hora, pero también en el Atlántico o el Pacífico, acostumbran a tirar cuerpos con algún peso para que se vayan al fondo y sean degradados o comidos por los peces”.

“Me ha tocado visitar, por mi trabajo, morgues, en donde vemos un apilado de cuerpos, que no sabemos de quién son, que no tienen documentación, las huellas digitales están comidas por insectos.

“Las leyes y los dirigentes se burlan de las familias… ‘Salgan a buscar y si en dado caso encuentran algo, me dicen…’ Son las madres las que están haciendo el trabajo de la policía, por eso están tan perseguidas, su vida pende de un hilo. 

“Las madres no tienen horas de descanso en el trabajo para salir a buscar, lo hacen quitándole fragmentos y horas a su sueño, a su economía. Lo hacen siempre deseando y esperando encontrar ‘aunque sea algo, una parte de ella’.

“Vergüenza debería de darnos, cuando tenemos un puesto público, ridiculizar a la familia ‘Ay, se fue con el novio’… ‘Debe de estar de luna de miel’, usted ni se preocupe… va a volver, los hijos siempre vuelven’, cosas que sabemos que no son así”.

“Post mortem: lo que queda de ellas”

“A ellas les fue arrebatada la vida, de diferentes maneras, por diferentes agresores, muchas veces un familiar”.

Asimismo, en la exposición, se encuentra la ropa de mujeres a quienes les fue arrebatada la vida, reflejando crudamente que la violencia y los feminicidios no distinguen edad ni estatus social; mostrando prendas y fotos de niñas, estudiantes, profesionistas, mujeres jóvenes y de la tercera edad… todas sentadas unas frente a otras esperando justicia. 

“Son prendas reales de mujeres que ya no van a volver, las senté en sillas para que no se cansen de esa espera por justicia, las puse en percheros para que las niñas puedan alzar los pies y puedan juguetear.

“Las madres me dieron esas prendas… Es muy duro ver cuando una madre te la da, ver con qué cariño la tenía envuelta, con papel para que no se humedezca, sientes todavía el perfume, puedes calcular el cuerpo, el volumen, te muestra la foto de la graduación… son heridas, heridas sociales, no solamente de esa familia, así lo deberíamos de tomar”.

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Asimismo, con el propósito de combatir y proporcionar ayuda a las mujeres y familias en situación de violencia, dentro de la exposición hay un buzón en el que se puede dejar una carta describiendo la situación para así poder canalizarlas a los servicios idóneos para cada caso.

“Hacer una actitud ciudadana en la que podamos nosotros canalizar a la persona que necesita apoyo psicológico, médico o ayuda legal; nosotros vamos a procurar hacer esos acercamientos”.

La imperdible e impactante exposición de Elena Martínez Bolio estará hasta el 13 de octubre en el Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón.