“El consejo que yo les doy es simple y sencillamente que no se limiten, que no se rindan, que pueden lograr cualquier cosa que quieran con tan solo proponerlo. Los límites nos los ponemos nosotros mismos como seres humanos, pero realmente nosotros podemos lograr cualquier cosa”.
Pepe Flores —como lo conocen todos—, estuvo dos meses en terapia intensiva al nacer, requirió de 7 operaciones y, a pesar de su ceguera absoluta, ha demostrado al mundo que, con voluntad, disciplina y una enorme alegría de vivir y disfrutar, no existen límites.
“Nos pudimos haber sentado a llorar todos porque Pepe quedó ciego por la prematurez. No ve ni luces ni sombras, es clasificación B11, ceguera total porque perdió ambas retinas. Tuvo dos choques sépticos, estuvo en coma, tuvo cirugías, tuvo pre mortem, ya no tenía llenado capilar… pero tenemos la oportunidad de vivir y tenemos la oportunidad de hacer bien las cosas y salir adelante”.
Lila Peniche, madre de Pepe
José de Jesús Flores Peniche tiene 19 años de edad, es pianista, y actualmente cursa el cuarto semestre de la Licenciatura en Artes Musicales con especialidad en Piano, en la Universidad de las Artes de Yucatán.
Siendo el menor de tres hermanos, Pepe tiene oído absoluto, es capaz de reproducir cualquier cosa que escuche a través de un instrumento musical, que en su caso es el piano, y por ello sorprendió a su familia cuando a los 7 años reprodujo de memoria en su teclado de juguete, una canción que escuchó una sola vez en un concierto.
Con Mozart y Beethoven desde la incubadora
“Desde chiquito me gusta mucho la música —nos cuenta Pepe con una enorme sonrisa en el rostro— de hecho, fui prematuro de 28 semanas de gestación, pero Dios me dio la oportunidad de vivir y, desde la incubadora, mi mamá me ponía música clásica de Beethoven y Mozart; aunque —agrega riendo—, apenas salía ella las enfermeras del hospital me ponían las estaciones de radio, ‘La comadre’, ‘La Ke Buena’, hasta que entraba nuevamente mi mamá y volvía la música clásica.
“Cuando tenía 2 años —continúa—, me regalaron un pianito donde yo repetía todas las canciones que escuchaba. Después me regalaron un teclado de la marca Yamaha, con el que me gustaba experimentar con los ritmos, los sonidos, con las notas y con los tonos”.
“Tenía 7 años cuando acompañé a mi hermano a un concierto donde él tocaba; ahí escuché una pieza que se llama Balada para Adelina, y un mes después me senté en el teclado con el que tanto había jugado y toqué esa misma canción… toda mi familia quedó sorprendida”.
El niño con oído absoluto
“Después de este suceso, me llevaron a la Yamaha, donde conocí a mi maestro y actual tutor, Carlos Camacho, y donde descubrimos que tengo una condición llamada ‘oído absoluto‘, que consiste en que cualquier nota, canción, melodía, acorde, o lo que sea que escuche, lo puedo replicar en un instrumento, en este caso, el piano.
“Desde entonces —nos cuenta— comencé mi formación en la música. Estudié con maestros particulares, como Alejandro Iris y Carlos Camacho, después ingresé al CEMUS y posteriormente a la UNAY”.
“Por su condición de oído absoluto, Pepe necesitaba ir a un ritmo más acelerado que los demás, y la propia Yamaha nos recomendó con el maestro Alejandro, donde comenzó a estudiar a través del ‘método Iris para personas con discapacidad visual’, ahí empezó a tocar e, incluso, a dar sus primeros conciertos”.
Lila Peniche, madre de Pepe
A sus 19 años ha interpretado en recintos de Yucatán y México
“He tenido la oportunidad de participar en varios recintos —nos platica emocionado—, como la Concha Acústica, el Festival de Jazz de Campeche, el Palacio de la Música, el Olimpo, y el Conservatorio Nacional de México. También tuve la oportunidad de ser pianista solista con el maestro Russell Montañez, director de la Orquesta de Cámara de Mérida.
“Tenía 15 años cuando tuve la oportunidad de participar en este concierto en el Olimpo, y no me lo podía creer, me sentí muy emocionado y feliz, porque no pensé que fuera a conseguir algo así. Me siento muy agradecido con todos los que me han apoyado, con mis padres y mi familia”.
Mi papá en la música: Sebastian Bach
“Uno de mis compositores favoritos es Johann Sebastian Bach, es como mi papá en la música, lo amo con todo mi corazón”.
“Con la música, quiero transmitir emoción, alegría, transmitir lo que estoy disfrutando, compartirlo con los demás”.
Cuando le preguntamos si tenía alguna canción favorita, nos respondió que todas le gustan pero que siente predilección por Franco de Vita, Eduardo Vázquez y Alejandra Guzmán.
Pianista prodigio, pero también atleta de alto rendimiento
“En toda mi familia hemos sido siempre muy activos con el ejercicio. Desde los 3 hasta los 7 años entrené gimnasia olímpica. Posteriormente, un entrenador me vio en un evento que hubo por el Día de la discapacidad y me invitó a entrenar en el estadio Salvador Alvarado con otras personas con discapacidad visual.
“Desde entonces, he tenido la oportunidad de participar en varias competencias como el Desert Challenge Games Arizona 2021, el Grand Prix Monterrey 2022, en Jalapa 2023, en los Panamericanos Juveniles, en los Panamericanos Elite en Santiago de Chile, así como en competencias en Marruecos y Suiza”.
Pepe es campeón nacional y actualmente tiene una beca elite del Gobierno del Estado.
Crear música para películas, series y juegos: el plan de vida de Pepe
“Tengo planeado ir a España cuando termine la universidad. En España hay mucha ayuda para personas con discapacidad visual, porque ahí está la ONCE, la Organización Nacional de Ciegos Españoles.
“Me gustaría ir a España para crear música para películas, series y juegos. Claro, además de visualizarme como concertista, pero quiero hacer música para películas, videojuegos, documentales, series y cortometrajes”.
Actualmente, Pepe está en un grupo llamado “tecno conocimiento accesible”, conformado por personas con ceguera parcial o absoluta que utilizan tecnología y software especial en su vida diaria.
Sin apoyo, los sueños no se hacen realidad
“Tengo una red de apoyo enorme, tengo a mis papás y a mis hermanos, tengo a mi maestro Carlos Camacho, a Maité Aguilar y a Javier Carrillo, juntos hemos formado un equipo, pues sin apoyo, los sueños no se hacen realidad”.
Pepe ha recibido el apoyo incondicional de sus padres, Lila Cristina Peniche Triay y Fabricio López Olivera Florio, quienes lo acompañan en sus competencias deportivas y en sus presentaciones musicales tanto en México como en el extranjero.
“Pepe es un chico muy disciplinado, muy alegre, sumamente espiritual y agradecido con la vida. No es un chico que se ponga nervioso, sino que llega con un amor y una felicidad a ensayar, a tocar, a entrenar o dar un concierto. Disfruta mucho lo que hace, y creo que ese ha sido parte de su éxito como ser humano”.
Lila Peniche, madre de Pepe
“Cuando eres hombre y eres prematuro, estadísticamente tienes 98% de posibilidad de fallecer. La mujer está biológicamente más entrenada para sobrevivir, y desde que Pepe nació estuvo dos meses luchando por sobrevivir, en coma, y logró salir adelante y hacer todo lo que ha hecho hasta ahora”.
Fabricio López Olivera, padre de Pepe
Pepe ha logrado a sus 19 años reconocimientos y logros tanto en el mundo deportivo como en la música, pero lo que más destaca de él es su enorme voluntad por vivir, su agradecimiento con la vida, su sonrisa y energía que transforma los espacios que toca.
“El consejo que yo les doy es simple y sencillamente que no se limiten, que no se rindan, que pueden lograr cualquier cosa que quieran con tan solo proponerlo. Los límites nos los ponemos nosotros mismos como seres humanos, pero realmente nosotros podemos lograr cualquier cosa”.
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