Conozco la Orquesta Sinfónica de Yucatán, la OSY, desde el año 2018, pues vine varias veces como director huésped, por lo que establecí una relación muy afable, muy cercana en lo personal y en lo artístico. Me gustaba mucho venir porque tenía experiencias musicales muy ricas, y cuando se me ofreció venir precisamente a plantear una visión a futuro para la OSY, con sus casi 20 años, me dio mucho gusto.

Un crisol con músicos de todas partes del mundo

 

La OSY es un crisol en donde se juntan músicos de todas partes con gustos de todas partes. Aquí tenemos músicos yucatecos y músicos del resto de México; tenemos italianos, colombianos, armenios, rusos, polacos, de todo. Una orquesta siempre es como un pequeño mundo, pero también es como una sociedad perfecta, en cierto sentido, a pesar de los problemas que puede haber dentro de ella.

 

Imagínate una sociedad en donde todos saben cuándo hablar, cuándo escuchar, cuándo callar, cuándo seguir y cuándo liderar; una sociedad en donde todos saben cómo estar juntos y tener una sola idea, que es la partitura. A través de la partitura, es la música la que nos lleva a todos a un mismo lugar. La orquesta es una especie de sociedad increíble.

 

Más allá de lo que escuchas, el ver en una orquesta a 60, 80 o 100 músicos, todos en el mismo canal, es algo que te transmite valores, aunque ni siquiera lo sepas en ese momento. 

La OSY: ¿para qué y para quién?

 

Mi preocupación siempre como director ha sido, precisamente, pensar en términos de una orquesta ¿para quién y para qué?, ¿cómo se inserta en la comunidad y en la sociedad en la que vive?, ¿cómo refleja esa sociedad?

 

Somos la Orquesta Sinfónica de todo Yucatán y entonces, inmediatamente el lema de “La OSY es de todos” nos vino a la cabeza. No debe ser nada más una expresión retórica, sino que tiene que ser una realidad. 

 

Hemos concebido, en primer lugar, prestarle atención al talento nacional y local, donde tenemos a grandes compositores que hoy en día son reconocidos en otras partes del mundo, y a veces los tocamos menos en nuestro país. Además, tenemos muchas compositoras, como Gabriela Ortiz, que es la primera compositora latinoamericana interpretada en vida por la Filarmónica de Berlín, y a la que se le ha comisionado en Los Ángeles, en Nueva York, en Londres. Entonces, tenemos muchos grandes hitos que se nos van a veces por debajo del agua.

 

Otro talento muy grande que tenemos son los grandes cantantes de ópera que están triunfando en todo el mundo, y nos enteramos poco de estas maravillas que logran. Si como orquesta queremos ser el espejo de una sociedad, tenemos que espejear todo este talento y creatividad. 

Las tres acciones esenciales de la OSY

 

La OSY clásica. Con una actividad muy fuerte que tenemos ahora en el Palacio de la Música y que más adelante regresará al Teatro Peón Contreras, donde queremos mostrar al público meridano una paleta muy amplia de innovación y tradición. 

 

La OSY educativa – social. Aquí tenemos el programa de Sinfonízate, en donde vienen jóvenes y niños a los ensayos y disfrutan de la OSY, interactúan con nosotros y hacemos sesiones de preguntas y respuestas para dar contestación a esa curiosidad sobre la orquesta. Este programa lo vamos a ampliar para que haya materiales impresos y que puedan también expresar sus opiniones. 

 

Pero también queremos implementar otros programas con impacto. Para ello vamos a entrar al salón de clases, de la mano de la Secretaría de Educación Pública. Vamos a mandar a músicos de la OSY y también a pasantes de la Universidad de las Artes de Yucatán, la UNAY, para crear comunidad e involucrar más a los niños y jóvenes, con actividades participativas, donde no sean sólo espectadores. Así, cuando vengan a un concierto, su experiencia será totalmente distinta. 

 

Este tipo de proyectos son comunes en Estados Unidos, Inglaterra, Australia o en países europeos, pero en México es algo que no se hace. Es algo que llevo 30 años buscando hacer y que por primera vez en México iniciaremos.

 

Con la UNAY vamos a establecer un puente muy cercano, porque es nuestro semillero. Ya estamos trayendo algunos jóvenes de la UNAY para que toquen dentro de la OSY y vamos a consolidar los lazos que ya existen, porque muchos de los maestros de la orquesta son también maestros en la UNAY. Pero también queremos hacer una relación con otras disciplinas, como las artes plásticas, la danza o el teatro.

 

La OSY plus. Es un esfuerzo por hacer eventos masivos. Esto se da en el imaginario de muchas orquestas del mundo. Uno ve a la Filarmónica de los Ángeles tocando en el Hollywood Bowl con Cristina Aguilera o Café Tacuba, o conciertos en el parque de la Filarmónica de Nueva York o de la Filarmónica de Berlín. Es decir, hay un esfuerzo constante por salir a otros lugares.

 

Esto para la OSY tiene dos significados. Por un lado, tener un impacto como lo que hicimos en el Foro GNP, de poder coquetear con el rock, con el jazz, con el pop, con lo clásico, con lo folklórico… y por otro lado, la posibilidad de salir a espacios públicos de manera gratuita, cosa que hace mucho no se hacía en la orquesta. Por eso nuestro primer concierto fue en la Plaza Grande, para niños, y lo reprodujimos en Valladolid, en ambos casos totalmente gratuito. También hemos salido a Tekax, donde no se puede ir sin tocar Peregrina, porque Tekax es la cuna de Ricardo Palmerín y además se trata de una canción preciosa que identifica a Yucatán en el mundo. 

 

También en las semanas patrias, tocamos una obra que se llama Mariachitlán, de Juan Pablo Contreras, un joven compositor reconocido en Estados Unidos, nominado incluso al Grammy con esta canción. También tocamos música yucateca y estamos abriendo la puerta a compositores yucatecos, para aprender de ellos. 

 

A finales de octubre, con motivo del Día de muertos, vamos a hacer el Réquiem de Mozart, no sólo en el Palacio de la Música, sino que lo vamos a llevar a la Catedral de Mérida, con coro y grandes cantantes. La entrada es también gratuita, buscando que más gente nos conozca. 

Generosidad y solidaridad: el diferenciador de los músicos de la OSY

 

Los músicos de la orquesta en Yucatán son muy solidarios y generosos. Se trata de músicos que están en la orquesta porque realmente tienen la vocación y que se han abierto a entender que hay que regresarle a la sociedad; por eso dan clases, por eso experimentan con géneros y se insertan en la comunidad, a pesar de venir de muchas partes del mundo. Ya son yucatecos por antonomasia y es muy bonito ver cómo es gente que contribuye a la sociedad, además de que tienen mucha capacidad técnica y alto nivel. 

 

En los ensayos, traen ideas, y generan una gran riqueza y un espíritu de verdadera orquesta. Esto es algo que no se da en cualquier lado. Quizá haya orquestas que ganen mejor o sean más reconocidas, pero no traen este tipo de vocación, y yo me quedo mil veces con esta orquesta que tiene este compromiso con la gente y la sociedad.

 

El reto más grande de la OSY

 

Por un lado, mejorar las condiciones económicas de sus músicos; por el otro, lograr que la OSY sea realmente para todos, y que los yucatecos puedan sentir y decir que “Es mi orquesta”. 

 

Con las tres grandes áreas de la OSY estamos imaginando un mundo distinto de cómo interactuar con la comunidad. Cada vez la OSY va a crecer más, y vamos a hacer mucho más de lo que hacemos ahora.

Es un momento de mucho entusiasmo, pues nos estamos abriendo a nuevos panoramas y podemos responderle mejor a Mérida y a su sociedad.

 

Con las tres grandes áreas de la OSY estamos imaginando un mundo distinto de cómo interactuar con la comunidad. Nos estamos abriendo a nuevos panoramas y podemos responderle mejor a Mérida y a su sociedad.