Entrevista a Elena Martínez Bolio, artista plástica y visual
Hacernos chiquitos y entrar en un cuadro
Desde hace algunos años, Elena Martínez se ha abocado a la instalación. Como ella misma nos explica, la instalación es “una disciplina del arte visual que nace en los años setenta y hace que el visitante a la galería o al museo interactúe de manera directa con la obra, entre en ella, camine, cohabite, se sienta pertenecer, estar inmerso en ella. Dependiendo del tema de la instalación de arte, a veces nos podemos sentir voyeristas, o invasivos al espacio ajeno… es como hacernos chiquitos y entrar en un cuadro.
“Esta experiencia es totalmente contagiosa ―nos explica―, por las emociones que despierta y que se comparten a través de la interacción. En mis instalaciones permito que toquen los objetos y casi siempre lo hacen tímidamente, con respeto. Recuerdo una instalación en 2013 para la Galería Olimpo en la que recreé mi propia habitación y así, en penumbra, el usuario entraba y una cama flotaba como sobrevolando con una mujer (yo misma) pintada dormida. Para mí lograr este mundo surreal y al mismo tiempo poético, es un documento de mi propio hábitat, y compartirlo fue revelador: el corpiño que, bordado, rezaba un texto, los calzones, la bacinica asomando debajo de la cama… despertaron seres humanos comprensivos y respetuosos, todo un descubrimiento que atesoro y que marcó mi tendencia a ser poética y brutalmente honesta en mis instalaciones, pues las personas entraban como cuando entras a una habitación mientras alguien duerme, con pasos silenciosos, hablando bajito, tenían pudor en mirar los calzones. Y me dije, el público merece vivir los mundos, no sólo verlos colgar de las paredes del museo”.
“Las modistas. ¿Magas o escultoras?” Un tributo a once modistas de antaño
“Es el nombre de la exposición que elogia a once modistas de la usanza anterior (hace un año que falleció la modista Mercedes González Keuel que considero maravillosa y con la que tuve la gran fortuna de unir mi trabajo para vestuario de teatro y para ceremonias personales). Con su ausencia sentí esa orfandad que las relegó y que el patriarcado de la industria textil con sus megafábricas no puede cubrir, sentí el abandono de no tener ya modistas, de esas que amaban el oficio y decidí hacer esta exposición elogiándola a ella, a Mechita que era mi amiga, y a otras modistas más a las que les sobreviven sus vestidos.
“Ellas, las modistas son las que hacían los patrones para cada cuerpo. Ellas te decían: ‘Este tipo de tela vamos a comprar’, y salían contigo a seleccionar lo idóneo para ti, para que fueran con el modelo que querías, decían: ‘Hay que tener en cuenta la caída, el volumen’; eran verdaderas orientadoras.
“Entre ellas se encuentra mi abuela, que hizo distintos tipos de ropones, lencería de novia con encajes valencianos; mi mamá, que era una gran tejedora de ganchillo, y mi tía María, que tuvo una fábrica pequeña de ropa infantil en la calle 56. También mi tía Sara, que desde su casa siempre costuró con alta calidad y de la que tengo algunas pocas prendas que quiero mostrarles.
“También está Amalín Seba Isaac, Adela Isaac Karam, Martha Araiza Lara, Mina González (ella y sus hermanas hacían sólo trajes de novia); Rosita Barrera; Mercedes González Keuel ―inspiradora de esta exposición― y mi amiga artista Georgia Charrujas que, antes de dedicarse a la pintura, hacía moda con mucho detalle y diseño cautivada por lo mexicano.
“El trabajo de estas once modistas es un legado que ha logrado sobrevivirlas, con trajes de coronaciones, debutantes, de novias, había modistas especializadas en disfraces, primeras comuniones, bautizos, sábanas nupciales, camisones, lencerías…
“El tributo se complementa con la exposición denominada ‘Indumentum’ que invita a escuelas de arquitectura, de diseño, de diseño de interiores, de productos, pero sobre todo al alumnado de diseño de modas ―tan de boga actualmente―, y al público en general, para que miren cómo nos vestíamos antes y comprendamos que el textil es el primer contaminante por la compra inmediata, por el capricho efímero, y que somos, bajo esa tendencia del mercado, un número más de serie que apoya la explotación de obreras por las condiciones del trabajo.
“En esta segunda exposición ‘Indumentum’, trabajaré con un performance que tres artistas lograrán sensibilizando esta necesaria pausa del tiempo con ayuda de pasarelas performáticas, a manera de ‘museo viviente’ donde podremos conocer el recorrido de la indumentaria por distintas épocas desde 1890 a nuestro tiempo”.
“Indumentum: como todas mis exposiciones… es una invitación a lo reflexivo”
“En Mérida había mucha cultura del textil, ahora está en mis recuerdos como una evocación nostálgica para los yucatecos, sin embargo, era referencia obligada para vincularnos con el exterior y, por lo tanto, para la vida misma del estado. A mí me tocó de niña ver cómo se sabía que el barco había llegado a Progreso, proveniente de Nueva York con cargamentos diversos, para mis tías significaba la llegada de las ansiadas telas naturales, cosa que ahora hay muy pocas. Por eso hago tantos esfuerzos por conservar estas prendas antiguas: las deshumidifico, las guardo en plásticos oscuros, las protejo del sol, las saco cada cierto tiempo para cepillarlas y hasta para contarles lo bellas que siguen siendo… y eso es parte de lo que quiero mostrar y por ello hacemos este elogio a esa tarea, a ese oficio que realmente está en extinción, pues cada vez las modistas se dedican menos al diseño. Es reconocer a estas personas que nos vistieron”.
La “Indumentum” es la exposición de toda la ropa de 1890 hasta nuestros días, así como sus accesorios, como sombreros, guantes, zapatos, bolsos, lencería, trajes de baño, accesorios de casa. Se trata de ropa hecha por modistas, pero también de ropa comprada en viajes donde la marca iba asomando del otro continente hasta nosotros, traídas desde distintas partes del mundo.
El nombre se toma del latín indumentum, que significa “lo que se lleva puesto sobre el cuerpo, el ropaje”.
La exposición se realizará en el marco del Mérida Fest, el 17 de enero 2014, permanecerá seis meses y se realizará en el Museo de la Ciudad de Mérida en el ala sur, teniendo como vecina en el ala norte a la gran artista textil Marcela Díaz y al fotógrafo de moda canadiense Serge Barbeau.
Como parte de la exposición, se tendrán mesas de diálogo, visitas narradas, charlas con diseñadores actuales y el performance, museo viviente.
Performance: museo viviente
“Vamos a realizar una experiencia de performance con la bailarina Ana Laura Pérez Ferreiro, que no sólo es muy talentosa sino que tiene el don de la plástica, es tremenda y una promesa para el ballet, y vamos a realizar un museo viviente ambientando un taller de costura ―el de Amalín Seba Isaac―, donde Ana Laura acudirá y se tomará sus medidas, como una joven clienta, acompañada de su madre y tías, ahí se encontrará con las costureras de Amalín, con el radio, con la radionovela, con la música de la época, con los cortes de tela”.
Otro performance estará a cargo de Erika Torres, una gran actriz y bailarina contemporánea, y el último bajo la dirección de Liliana Hernández. El objetivo de esta representación es transportarnos a esas épocas, viviendo la experiencia de las modistas de antaño.
“Las antiguas modistas tenían libros de moda y te hacían atuendos con los que realmente te sentías bien, con un vestido hecho para ti y que te hacía feliz. Las modistas de antaño también eran valientes, porque sabían buscar la forma de decirte cuándo ciertos vestidos o cortes no eran para ti o no te quedaban”.
En total se realizarán tres performances y tres charlas, cada dos meses a partir de la inauguración de la exposición “Indumentum”. Además, se llevará a cabo una inmersión sensorial de la audiencia, a través de la exhibición de fotos y objetos que representan a mujeres modistas, sonidos como el de la máquina de coser, el pedal, el corte del textil y diversos elementos sensoriales que reconstruirán la vida cotidiana y nos transportarán a esa época y espacio.
Desacelerar la moda
“La moda ha cambiado mucho, al grado de que el primer contaminante hoy en el mundo es el textil. Esto por lo rápido que se desecha la ropa, somos un número de serie, en el que la ropa ya no tiene nada de personal e incluso la puedes pedir por catálogo.
“Antes las abuelas decían: ‘En herencia, el rebozo es para ti’, y es que los textiles son heredables. Pero nos referimos a aquellos que se hicieron para ti, que se diseñaron, que trabajaste, que imaginaste, soñaste y que finalmente llevaste a una modista para que te lo pudiera realizar.
“Por ello buscamos un ‘desacelere’ de la compra por la compra misma. Es una pausa para valorar y apreciar las cosas antiguas. Mucha gente no hace esto, porque desconoce todo el proceso que se seguía anteriormente de ir con la modista, hablar con ella, escuchar sus consejos y que te tomara las medidas; nos daba todo el acompañamiento hasta poder estrenar nuestro vestido. La modista entonces se volvía una maga, una escultura del cuerpo y una tremenda cómplice de nuestros secretos”.
“La modista entonces se volvía una maga, una escultura del cuerpo y una tremenda cómplice de nuestros secretos”.