Más de 6,500 asistentes se dieron cita en Páay´taan, el evento que año con año hace resplandecer aún más la ciudad amarilla de Izamal.
Se llevaron a cabo diferentes eventos, entre ellos 28 conciertos, 7 exposiciones, 8 conversatorios, 5 talleres, 16 actividades sanadoras, dos actividades infantiles y una cena de gala. Fueron en total 18 sedes, 27 marcas participantes, 37 agrupaciones y más de 250 participantes los que lograron que el festival fuera un éxito.
Al preguntarle a Gastón Melo Medina, comisario del Festival Páayt‘aan, La Cita Izamal, sobre los eventos con mayor aceptación del público, nos comentó: “Yo pienso que son públicos distintos. El público izamaleño gusta mucho de las verbenas populares, que son los eventos que se produjeron en la Plaza Zamná, como la repetición del concierto de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, la participación de la Orquesta Típica Yucalpetén, la Noche Izamaleña, las presentaciones de tríos, de Rodrigo de la Cadena, etc. Pero también ese mismo público tiene curiosidad por otras cosas, como los conciertos de piano, los recitales de voces, entre otros. Y poco a poco los hemos ido invitando, reforzando y personalizando la invitación para que los públicos izamaleños también acudan a estos espectáculos generalmente considerados elitistas y que en Páay´taan queremos hacer más cercanos al público.
De esta forma, las exhibiciones, por ejemplo, sobre arqueoastronomía, que llamamos ‘las cosmogonías mayas’, también tuvieron su propio público y estamos haciendo un esfuerzo para continuar con visitas de las escuelas, para que conozcan esta exposición y la vivan con intensidad, tanto en sus aspectos más modernos como en los aspectos más tradicionales e históricos, como son la iconografía y la epigrafía maya”.
Invitados que dejan huella
“El festival contó con invitados especiales, entre ellos, grupos que fueron una verdadera apuesta como Túumben Paax, que es un ensamble de voces femeninas y un hombre. Nueva Música (Túumben Paax) nos convidó a un concierto exquisito en la antigua estación de ferrocarriles, en donde la sala estuvo repleta, no nos esperábamos tanta audiencia, fue maravilloso escucharlas y ellas estuvieron felices (felices ellas, porque había un caballero que dirigía la orquesta y que con mucha cortesía habló en un «nosotras», implicativo extrayendo de allí una presentación de su voz femenina, como la tienen todos los varones que saben aceptarse como tales). Bien, pues, por supuesto, también tuvimos la presentación del maestro Rodrigo de la Cadena, apapachándonos en el cabaret del alma junto con Maruchy Behmaras y Conchi Garma, que es una voz indispensable en Izamal”.
Aprendizajes y retos
“El mayor aprendizaje en esta edición ―nos comenta Gastón Melo― definitivamente es el ir creando una cultura corporativa del equipo que maquila, que fabrica, que diseña, que cura este festival, y en ese aprendizaje pues hay voces que tenemos que escuchar; ya lo decía el arquitecto David Alcocer, director general de la Facultad de Arquitectura: ‘Hay que escuchar las voces que no hablan’ como la voz de la tierra, como la voz de esa cultura que está muchas veces, no solo oculta, sino ocultada, que es la cultura prehispánica en la ciudad de Izamal, que está rodeada de estas construcciones coloniales, bellísimas muchas de ellas, pero que no deben obstaculizar el acceso y la expresión de estos maravillosos templos indígenas.
Entonces el aprendizaje mayor es esta vinculación con la población, nos divertimos mucho jugando a la lotería maya, por ejemplo, en fin, creo que ese es un aspecto singular, aprender del gusto de la población y aprender a formar el gusto y aprender a tener el gusto por las cosas que le gustan a la población”.
Un festival cercano
“Esta edición de Páay´taan, en relación con las anteriores, fue un festival mucho más cercano a la población, una edición hecha a partir de la escucha, de la presencia, del diálogo, del intercambio. Y bueno, más cerca del gobierno local, del gobierno estatal, nos falta conquistar al gobierno federal para que puedan sumarse también y hacer las aportaciones correspondientes y así tener un festival de mayor envergadura e intensidad.
Entonces, con relación a las ediciones anteriores, fue un evento cercano a la gente, muy afín en la propuesta artística y en la vocación de las personas de acercarse un poco más a él. El festival cada vez se consolida más, pues es un nombre conocido que se va enraizando en la cultura de Yucatán, de la península, del Mayab; sin embargo, queremos llegar a más lugares como Guatemala, Campeche, El Salvador, Honduras, Tabasco, entre otros, con el objetivo de acercar a la población. En esta edición tuvimos una aproximación con una ritualista tabasqueña que realizó la ceremonia del cacao con un estudio profundo del significado de esta ceremonia y el cultivo de este producto.
Mientras tanto ya estamos trabajando en la siguiente edición para el 2025, que será del 13 al 16 de marzo”.