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Creador de ilusiones
octubre 24, 2023
Creador de ilusiones

Diego Winburn

 

Mi interés por la magia nació desde que era un niño muy chiquito. Mis papás me compraban unos kits de magia, leía un tomo de prestidigitación que salía cada dos semanas y ahí aprendí trucos haciendo magia con mi hermana. En el kínder, me acuerdo que hicimos un show donde salgo con un top hat, y aparezco a mi hermana de una caja, a la que le decía “la pirinola”.

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Los primeros trucos

Inicié aprendiendo trucos con cartas y así empecé a impresionar a todos, a mi papá, a mi mamá, a mis hermanas, a mis mejores amigos, todo mundo se preguntaba qué pasaba. Uno de mis primeros trucos de magia más avanzados fue meter una moneda en una botella con agua. Tardé en aprenderlo bien y que me saliera perfecto, entonces llegué con mi papá y le dije: “Mira esta botella de agua”, él agarró una moneda, la firmó y yo metí la moneda dentro de la botella de agua… mi papá no lo podía creer. Se quedó muy impresionado y fue ahí cuando empezó a creer que yo era mago, nunca entendió cómo metí esa moneda firmada en la botella. Fue un gran momento para mí, porque impresioné a mi papá. Ahí me di cuenta que tenía algo muy poderoso en mis manos.

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Todo es posible

Cuando encontré mi pasión, que es la magia, al principio tenía muchas dudas. Me acuerdo que me salí de la escuela por un año y mi mamá me dijo: “Oye Diego, ¿por qué no te dedicas a la magia?” Ya que me veía tan feliz estudiando y practicando miles de horas al día. Me acuerdo que en ese momento me reí y le dije a mi mamá: “Es magia, ¿cómo voy a vivir de esto?” 

La magia me ha llevado a realmente creer en mí, a ser superpersistente y consistente, totalmente comprometido con mi pasión, lo cual, a su vez, me ha llevado a encontrar mi propio éxito, que obviamente tampoco ha sido fácil. Ha habido momentos de muchas dudas, momentos increíbles, pero creo que la magia me ha enseñado a realmente creer y confiar en mí mismo, a que todo es posible. Por eso le digo a las personas: “Si yo logré ser mago y vivir de esto, cualquiera puede lograr lo que quiera”.

La magia me ha llevado a realmente creer en mí, a ser superpersistente y consistente, totalmente comprometido con mi pasión, lo cual, a su vez, me ha llevado a encontrar mi propio éxito.

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Mago, ilusionista, hipnotista

Lo primero fue la magia, después el ilusionismo ―pues la magia y el ilusionismo van de la mano―, luego vino el mentalismo, que es la parte de la magia que es leer la mente, hacer predicciones; finalmente, llegó el hipnotismo.

Desde muy joven, David Copperfield tuvo una gran influencia sobre mí. Pero el mago principal, la razón por la que me convertí en ilusionista es David Blaine. Él empezó a hacer magia en Nueva York en el año 94, yo lo vi en sus primeros especiales, salía en la televisión, levitaba, leía la mente, desaparecía y aparecía personas. Todo lo hacía en las calles.

Cuando veía a David Blaine yo realmente creía que tenía poderes mágicos y dije, bueno, él es un ser humano como cualquier otro, entonces si él lo puede hacer, significa que yo también, así que me obsesioné con la magia de David Blaine, hasta que aprendí a hacer lo mismo que él hacía.

Mi inspiración como hipnotista es Anthony Jacquin, uno de los mejores hipnotistas del mundo, ubicado en Londres. Más adelante en mi carrera, cuando me fasciné con la hipnosis, contacté directamente a Anthony, él me aceptó y me fui a tomar una certificación 1 a 1 totalmente privada con él; así se convirtió en mi maestro de hipnotismo. Él y su papá, Freddy Jacquin, son dos de los grandes hipnotistas modernos. 

Por último, como mago, me encantaría desaparecer el hambre. Utilizar mi magia para que todo mundo siempre tenga que comer.

 

Mariana Manzanero

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