El gran concurso de piano de la sociedad “Rubio Milán”
La casa de doña Ofelia Erosa
Después del concierto conmemorativo de los trescientos años del natalicio de Juan Sebastián Bach, el entusiasmo de los miembros de la Sociedad Artística “José Rubio Milán” fue en aumento, así, la casa de doña Ofelia Erosa Cámara se convirtió en la sede oficial de los festivales que se organizaban periódicamente. Esta casa tenía características muy especiales que la hacían un escenario natural para esos eventos, como sus corredores: largos y muy amplios. Como doña Ofelia tenía ahí un centro de enseñanza múltiple, pues se daban clase de piano, de danza clásica, de dibujo y pintura y hasta de repostería; podía decirse que el hogar de esta dama era algo así como el Conservatorio de Yucatán. Por esas circunstancias, la casa estaba equipada con muchas sillas apilables, además, la sala tenía dos magníficos pianos de media cola, de modo que, todo estaba preparado para hacer ahí veladas musicales con la capacidad de dar cabida a un numeroso público totalmente sentado. Pocos lugares de la ciudad podían comparar sus características con la casa de doña Ofelia Erosa.
Ofelia Erosa Cámara gran activista de la Sociedad “José Rubio Milán”.
Así, en esta residencia se llevaron a cabo incontables festivales de música y poesía, ahí mismo se hacían las entregas de las medallas “Rubio Milán”; además, a cuanto pianista de fama llegaba a Mérida, la Sociedad “José Rubio Milán” le organizaba una presentación en casa de doña Ofelia. El grupo tenía gran capacidad de convocatoria, de modo que, todos los eventos se realizaban con casa llena, lo cual significaba una asistencia promedio de más de cien personas por evento. Mención especial nos merecen las presentaciones del naciente Octeto Vocal Yucatán, creado y dirigido por el inolvidable maestro Néstor Rodríguez Silveira. Este grupo coral ganó muy pronto la aceptación y el favor del público meridano; si bien la Sociedad “Rubio Milán” lo dio a conocer, la Liga de Acción Social le dio un gran impulso y muy pronto fue aumentando su número de integrantes. Se convirtió en el Conjunto Vocal Yucatán y su director llegó a ser el gran impulsor del Festival Internacional de Coros, que llegó a aglutinar a grupos de muchísimos países de América Latina y a otros muchos más.
El gran concurso de intérpretes de piano
En el seno de la Sociedad Artística “José Rubio Milán”, las inquietudes brotaban en campo fértil y, muy pronto, las actividades buscaron una nueva meta que lograr. Doña Carmita Pérez Alcocer y Flora Inés Rubio González presentaron una iniciativa muy interesante: organizar un gran concurso de intérpretes de piano, con la participación de todas las academias de Mérida. El certamen abarcaría tres niveles, un nivel inicial para los alumnos más pequeños; un nivel intermedio, para los adolescentes y un nivel de avanzados, con libre participación. En cada nivel, cada uno de los concursantes interpretaría una pieza obligatoria, especificada en la convocatoria, y una pieza de libre elección.
La convocatoria para el concurso se hizo llegar a todas las academias de piano y muy pronto la respuesta rebasó todas las expectativas. La enorme mayoría de las academias empezaron a inscribir concursantes en las tres categorías. Se hicieron las gestiones necesarias y se consiguió que la sede para el concurso fuera el Ágora de FONAPAS, hoy Casa de la Cultura, incluyendo en la autorización el uso del piano de la institución.
Así, en marzo de 1987 se llevó a cabo el concurso usando para ello tres noches; la primera noche se hizo el concurso de la categoría inicial, la segunda el de los intermedios y la tercera, que fue noche de viernes, se efectuó el de los avanzados. Entre las academias participantes recordamos a la de la Mtra. Layda Alpuche Navarrete, la de Doña Lupita Franco de Martínez, la de Teresita Rendón Pasos de Álvarez, la de Libertad González Villanueva, de Mechita Heredia Nicoli, de Ana Magdalena Rubio González, del Pbro. Roberto Caamal Casanova, de Dea Valencia y la del eminente concertista Alfonso Rendón Muñoz. Las noches de los concursos atrajeron una gran cantidad de espectadores y se llevaron a cabo con la sala llena todas las noches.
Mtra. Flora Inés Rubio González
La primera noche, la del grado inicial, transcurrió sin novedad, pero en la segunda noche, la de los intermedios, tuvo lugar un incidente que nos dejó un mal sabor. Después de haber escuchado a todos los participantes, el jurado pasó a la deliberación en un salón. Al hacer las sumatorias, se encontró que dos concursantes reunían las calificaciones más altas, entre ellos había un solo punto de diferencia. El Mtro. Jorge Fernández Tappan opinó que, ante tan pequeña diferencia, se declarara empatado el primer lugar. La Mtra. Carmita Pérez Alcocer opinó: “Un punto de diferencia, es un punto de diferencia y se debe respetar”; su opinión se impuso y se otorgó el segundo lugar al discípulo de Teresita Rendón, cuyo nombre escapa a mi memoria, que había hecho una magistral interpretación de una gavota de George Frideric Handel, y el primer lugar a Mariela Romero de la Peña, discípula del Padre Caamal, que había interpretado una sonata de Beethoven. Pasamos a la entrega de premios y en ella, la Mtra. Teresita Rendón se negó a pasar al estrado en señal de protesta por el veredicto del jurado.
La última noche, la de los avanzados, fue un verdadero banquete musical por el nivel de excelencia de los participantes. Nuevamente, después de escuchar a todos los concursantes, el jurado se retiró a deliberar. Una vez más se presentó el mismo caso, dos concursantes habían reunido altas puntuaciones, con un solo punto de diferencia. Todos los integrantes del jurado nos “viramos a ver”, recordando lo sucedido la noche anterior. La decisión fue salomónica, se declaró un empate en primer lugar, entre Tatiana Abud, alumna de Mechita Heredia, y María Elí Sosa Cáceres, discípula del Pbro. Roberto Caamal.
Hoy en día, en nuestra ciudad, se lleva a cabo el Concurso de Piano “José Jacinto Cuevas”, convocado por el FIGAROSY, y es un certamen de un nivel de excelencia. Sin embargo, lamentablemente, casi nadie recuerda el gran concurso de piano de la Sociedad Artística “José Rubio Milán”.
«Doña Carmita Pérez Alcocer y Flora Inés Rubio González presentaron una iniciativa muy interesante: organizar un gran concurso de intérpretes de piano, con la participación de todas las academias de Mérida».