La nueva exposición de Elena Martínez Bolio
“En el lienzo encontrarán personas reales, no me las inventé. Son mujeres valiosas, fuertes. Son mis heroínas.
“La obra está formada por cuerpos naturales, en esos entonces jóvenes. Estuvo guardada mucho tiempo, se expuso por última vez en el año 2017 en Copenhague, Dinamarca, y mi intención era donarla completa al primer museo que le abrió las puertas en el año 2012: el MACAY. Sin embargo, el MACAY estaba atravesando un momento difícil que, como sabemos, acabó con su cierre.
“Ahora tengo una nueva oportunidad de exponer esta significativa colección, acompañándola de otras obras que nunca han sido expuestas: un autorretrato cuestionando la mente humana, un cerebro entre hilos, la vieja del mar de las coloradas y el rebozo de la madre tierra o madre naturaleza; además, otras piezas que ya se habían expuesto con anterioridad, pero que complementan muy bien la colección”.
Mujeres que se han negado a ser musas
“La exposición está conformada por las obras de las 28 mujeres del prostíbulo con las que tuve la oportunidad de interactuar, dibujándolas, pintándolas, conociéndolas. Todas ellas forman parte de los lienzos y ahora, al mirar nuevamente estas obras que se hicieron entre los años 2010 y 2011, vuelvo a escuchar sus voces, sus confidencias. Es algo muy conmovedor. Muchas de ellas siguen, pero algunas han fallecido o les he perdido la pista.
“Me emociona mucho que estas mujeres dialoguen entre sí, que se analice desde las nuevas olas del feminismo cómo las mujeres jóvenes están viviendo el amor. ¿Qué estamos permitiendo y que no? En el amor de pareja, pero también en cualquier otra forma de amor”.
“El sexoservicio ha cambiado mucho desde que hice estas obras. En ese entonces sólo había una persona con cambio de género, por ejemplo, y ahora es algo mucho más común. También, ahora todas ellas tienen un proxeneta.
“Pero hay una constante: son mujeres valientes, que alimentan una familia y eso para mí es algo que se debe de elogiar. También he visto cómo después de muchos años han logrado estudiar en secundarias nocturnas, han salido de la ignorancia, de la pobreza extrema, y se han abierto camino sin permitir que sus hijos pasen por las necesidades que pasaron ellas.
“Mucha gente no sabe lo que significa ser realmente musa. Ser musa es no existir. Casi todas las musas terminaron siendo amantes de pintores, escultores o artistas. Hay musas que tenían toda la capacidad de brillar por sí mismas, pero no se dieron su lugar. Por eso a estas mujeres de mis obras yo les digo ‘antimusas’, porque son mujeres que aprendieron a amar, pero sin dejar de amarse a sí mismas”.
Las edades y el amor
“La población de los prostíbulos es muy flotante, cambian de ciudad, de oficio, de espacios. Pero algunas han sido constantes en mi vida y sigo en contacto con ellas. Me siento muy agradecida por haber hecho este vínculo.
“Ahora, las veo más cansadas, en su andar, en su cuerpo. Pero el amor, la vida, perduran. ¿Quién dijo que el amor es sólo para los jóvenes? Hay jóvenes que parecen muy viejitos y gente mayor que está deseosa de amar.
“En los autorretratos las descubro, pero también me descubro a mí misma. Yo también cambié, estoy dialogando con mi cuerpo, pero estamos deseando (ellas y yo) amar y ser amadas. Y no sólo a una pareja. En mi caso, por ejemplo, estoy esperando la llegada de un nieto que me tiene repleta de gratitud y de amor. También mi trabajo, que me llena, me satisface, me confronta.
“Las personas vamos cambiando, sí, pero también vamos eligiendo, depurando, aceptando. Esta exposición es precisamente eso: un diálogo de amor”.
Galería Salón Cielo
La obra está expuesta en la galería Salón Cielo, a cargo de Mónica González, y estará abierta al público hasta mediados del mes de marzo. Podrás visitarla en la calle 64 por 73, en la Ermita, en el centro de Mérida.
“En el lienzo encontrarán personas reales, no me las inventé. Son mujeres valiosas, fuertes. Son mis heroínas».